JONATHAN RODRÍGUEZ CAMACHO
Al
sentarme a escribir este ensayo, pienso por un momento en unas ideas semejantes
o iguales, contenidas en el texto de Juan Carlos Riascos[1]: “los proyectos
integrantes de conservación y desarrollo: limitaciones y alcances”, de igual
manera en el texto de Manfred Max Neef[2]:
“desarrollo sin sentido”. Estos dos textos me dan de alguna manera temas de
conversación, ya que se escriben por latinoamericanos, lo que me permite
referirme a algunas problemáticas presentes en Colombia. Otro de los textos
citados en este ensayo es: “la aventura de los símbolos; una visión ambiental
de la historia del pensamiento”. Escrito por el Colombiano Carlos Augusto Ángel
Maya[3],
considerado uno de los más importantes pensadores ambientales colombianos y
latinoamericanos; con excelentes fundamentos en cuanto a la problemática
ambiental y las posibles soluciones a esta problemática; que involucra diversos
aspectos de la sociedad y su organización. Todos como colombianos tenemos que
entender y asimilar que nuestro país es enteramente privilegiado por estar
situado en la zona ecuatorial; tenemos el privilegio de poseer una gran
variedad de especies animales y vegetales, tenemos gran variedad de climas,
tenemos los más lindos paisajes del mundo y grandes riquezas en nuestra
geografía, grandes fuentes hídricas, gran presencia de recursos minerales,
somos ambientalmente un país rico en recursos naturales.
Como
lo expresa William Ospina[4]:
“Tenemos climas frágiles porque tenemos ecosistemas ricos y preciosos, que
producen agua y oxígeno para el mundo entero. Colombia es un país de tierras
bellísimas y de climas benévolos” (Ospina, 2013). Las preguntas a resolver
serian: ¿qué pasa con estos recursos?, ¿cómo se están explotando?, ¿se están
teniendo en cuenta a las personas a la hora de explotar dichos recursos?,
¿porque hay tanta pobreza?, ¿Por qué hay personas en la miseria?, ¿Quién lo
está explotando?, ¿qué es lo que pasa con nosotros los colombianos? El presente
texto trato de recoger algunos de las posturas y pensamientos de los autores
anteriormente citados y contrastarlos con mi pensamiento; además posicionarlas
en un espacio concreto, Colombia y plantear las diversas formas en que el
“desarrollo” implica unas consecuencias, no solo expresadas en el medio
ambiente sino también en la sociedad, cuando esta es débil.
Manfred
Max Neef de alguna manera llega a una conclusión en su larga experiencia por
diferentes países del mundo, y Por otro lado, pero por la misma línea de
pensamiento Juan Carlos Riascos muestra las implicaciones del desarrollo o del
progreso ya más centrado en Colombia. Estos dos autores logran darse cuenta de que
los países del llamado “tercer mundo” que buscan un desarrollo o un progreso se
ven implicados en la mayoría de los casos en pobreza injustificada, un gran
desequilibrio económico, desigualdad, injusticia y segregación. En donde lo que
importa es el equilibrio o estabilidad de la economía, no importa el ser
humano, no importa la naturaleza, no importa nuestro futuro, lo que importa es
el aquí y el ahora, lo instantáneo, y a eso nos estamos acostumbrado, o nos
hemos acostumbrado; podríamos decir que lo hemos naturalizado como sociedad,
muestra de esto no lo proporciona la siguiente cita:
No es una gran dirigencia la que se
esfuerza veinte años por que le aprueben un Tratado de Libre Comercio, y cuando
le aprueban el Tratado la sorprenden con un país sin carreteras y sin puertos,
con una agricultura empobrecida, con una industria en crisis, confiando sólo en
vender la tierra desnuda con sus metales sus minerales para que la exploten a
su antojo las grandes multinacionales. Ahí no sólo falta generosidad sino
inteligencia, ahí faltan grandeza y orgullo.
En cualquier país del mundo un tratado
de libre comercio se negocia poniendo como primera prioridad qué necesitan y
qué consumen los propios nacionales. ¿Por qué
tiene que ser la prioridad poner oro en las mesas de otros antes que
poner alimentos en nuestras propias mesas? (Ospina, 2013).
Estas
cuestiones anteriormente esbozadas, reflejan el pensamiento del sociólogo
Zygmunt Bauman[5]
autor del concepto «modernidad líquida» para definir el estado fluido y volátil
de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre
por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos.
Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales
y frágiles. Situando un poco esto que plantea Zygmunt Bauman, para el caso de
Colombia cito a William Ospina: “Aquí no nos dan realidades, aquí se
especializaron en darnos cifras. El pueblo tiene hambre pero las cifras dicen
que hay abundancia, el pueblo padece más violencia pero las cifras dicen que
todo mejora. El pueblo es desdichado pero las cifras dicen que es feliz” (Ospina,
2013).
Debemos
entender que los problemas ambientales se deben de analizar desde una visión
integral y compleja, en donde se tenga en cuenta tanto el medio ambiente, como
el sistema cultural, el desarrollo, la economía, la sociedad y la política. La
problemática ambiental "abarca la
totalidad de la vida, incluso la del hombre mismo y la de la cultura"
(Ángel, 1996). Uno de los problemas que resalta el autor es la dificultad
de desligar las orientaciones económicas y las posturas políticas en un
análisis del mundo moderno, desde la perspectiva del desarrollo. Esta es una
idea que debe de estar presente cuando se habla de medio ambiente, economía y
política.
De
alguna manera la economía y la política hoy en día son como uno solo:
“indisolubles”; ambas buscan el beneficio de unos pocos, favorecer al mercado y
bajo esta postura hacen del mundo, bajo una falsa visión lo que les viene en
gana, cuando digo falsa visión me refiero a que oculta entre leyes y tratados
una sarta de mentiras que lo que hacen es beneficiar a unos cuantos, hasta en
las políticas ambientales que se supone favorecen el medio ambiente se
encuentra involucrado un interés político y económico, por lugares de interés
como es el caso de Colombia, territorios que beneficien a el mercado, a la
economía, con las diversas ventajas que un territorio pueda ofrecer, para la
explotación de recursos naturales con mayor frecuencia por transnacionales que
explotan nuestros recursos, sin beneficios económicos ni ambientales, bueno
económicos para unos pocos, pero el daño ambiental es incalculable e
irreparable y para todos.
Hay
diversos modelos de desarrollo en diferentes culturas, pero en especial para el
análisis de la problemática ambiental en Colombia, tenemos que ligarnos o
estudiar el modelo de desarrollo propuesto en la cultura occidental, el modelo
capitalista, mercantilista y consumista que se introduce y expande desde el
siglo XVI desde Europa occidental. Se cree que el desarrollo, traerá beneficios
para un país, riqueza y cuando hablamos de desarrollo por lo general se tiene la idea de progreso,
esperanza y beneficios para todos; esto es de alguna manera lo paradójico de la
palabra desarrollo. Pero la historia y este autor nos han demostrado que la
realidad es otra, el desarrollo no implica necesariamente riquezas para todos,
beneficios para todos; la cuestión es que en un país puede haber desarrollo,
pero la pobreza incrementa, las ganancias son para unos pocos y la torta se
reparte con inequidad. Además de haber daños ambientales de una magnitud
inigualable, pues se explotan los recursos de un país a cambio de favorecer la
economía, que no beneficia a todos sino a unos cuantos y deja graves
consecuencias en el ambiente.
Como
podemos constatar en el texto la aventura de los símbolos, una de las fisuras
más importantes del sistema económico capitalista es la crisis ambiental hecha
evidente desde finales del siglo XIX, pero que se asume como discusión pública
en el ámbito internacional sólo a partir de la segunda mitad del siglo
XX, a instancia de los científicos que empiezan a desconfiar del optimismo
tecnológico de la ciencia moderna. Entonces podemos ver que no todo el tiempo,
se tuvo la concepción a futuro de que los recursos naturales pudieran ser
limitados y que el crecimiento de la población ayudarían a que se acelerara el
proceso de agotamiento de los recursos naturales; con grandes consecuencias en
el medio ambiente. Se empieza entonces a analizar las consecuencias que tienen
el crecimiento acelerado de la población y además se empieza a tener en cuenta
que la desintegración o afectación de la naturaleza afecta principalmente al
ser humano, estaríamos hablando en términos coloquiales de una autodestrucción
de la misma especie humana.
La
capacidad de prever y mitigar las posibles consecuencias que pueden acarrearse
por nuestro mal uso de los recurso, y el afán de conseguir y conseguir cada día
más cosas que en realidad en este momento no son necesarias, como no lo ha
demostrado el consumismo a que nos ha llevado el capitalismo, consumir y
consumir; sin medir que algún día esos recursos se agotaran, no tenemos una
visión hacia el futuro, creemos fielmente en el hoy y el ahora, el
inmediatismo, las sociedades liquidas, donde nada perdura; como las denomina el
sociólogo Zygmunt Bauman. Como lo expresa la siguiente cita:
Hoy el mundo se ha lanzado a un
obsceno carnaval del consumo. Pero esos países que divinizan el consumo, como
los Estados Unidos y Europa, por lo menos ha tenido la prudencia de
garantizarles primero a sus pueblos agua limpia, vivienda digna, educación
seria y gratuita, salud para todos, trabajo y salarios decentes, una economía
que se esfuerza por ofrecer empleo de calidad, que no llama trabajo como aquí
al rebusque desesperado, ni a la mendicidad, ni al tráfico violento de todas
las cosas (Ospina, 2013).
Teniendo
en cuenta las consideraciones anteriores, cabe plantear que el desarrollo tiene
unas consecuencias; estas consecuencias se ven expresadas en el medio ambiente
y la sociedad, y la justificación de ese desarrollo es el crecimiento de un
país, “considerado como un todo” pero la traba esta allí, no todos nos vemos
beneficiados con ese desarrollo, solo se benefician unos cuantos, y además esos
cuantos someten a esos muchos, para agrandar sus arcas. Sus intereses no son
tristemente ayudar al pueblo, son someterlo y de esto han hablado ya muchos
sociólogos, cientistas sociales, periodistas, cantantes y personas que logran
ver de alguna manera más allá de sus narices o logran descifrar la verdad,
oculta por una máscara que no nos deja acercarnos a comprender lo que sucede
con nuestro país y con el mundo.
Se
trata de entender nuestro entorno, estudiando las estructuras como dirían
algunos sociólogos como ejemplo Norbert Elías[6]
y lo plantea en el texto el escritor Augusto Ángel Maya, cuando dice “la
relación con la naturaleza no depende prioritariamente de la buena voluntad del
individual, sino de las formas sociales de organización” (pág. 228); y otro
fragmento “para superar la crisis ambiental no son suficientes ni las medidas
exclusivamente tecnológicas, ni las reformas educativas de la voluntad
individual, ni la codificación de leyes ejemplares. Se trata de construir una
nueva sociedad y la nueva sociedad se construye desde la plataforma de la
decisión política” (pág. 228), entonces podemos darnos cuenta que la crisis del
medio ambiente, primero es algo que nos afecta a todos, segundo la estamos
afectando todos y tercero es un problema social, político y económico, y lo
peor afecta a el medio ambiente y por ende al ser humano.
La
cuestión es que para estudiar esas estructuras hay que entender que a ellas las
estructuramos nosotros mismos, pero que a su vez las estructuras nos
estructuran porque nacemos en una sociedad, cuando hablo de estructuras me
refiero a las instituciones sociales a las cuales los individuos pertenecemos y
forma parte constante precisamente por pertenecer a la sociedad; como lo
plantea Norbert Elías “que es esta sociedad que formamos todos nosotros, pero
que ni siquiera todos nosotros juntos hemos querido y planificado como hoy
existen, que solo existe porque existen muchas personas y que solo permanecen
porque muchas personas particulares quieren y hacen algo, esta “sociedad” cuya
estructura, cuyas grandes transformaciones históricas es evidente que no
depende de la voluntad de personas individuales?” (Elías 1990:17).
A
este planteamiento de Norbert Elías yo le agregaría que aunque un individuo no
sea capaz de trasformar estas estructuras, pueden incitarse a una sociedad a
transformarlas, por ejemplo por los medios de comunicación, que de alguna
manera distraen a las personas, ocupándonos en cuestiones que no nos interesan
realmente, medio masivos de comunicación que son alterados, modificados, que
llevan de manera oculta una mano negra que nos domina; para el caso de Colombia
de algunas pocas familias hacendadas si les quiere decir de esta manera; que
dominan el país, que controlan la política, la economía y la sociedad.
Algunas
familias colombianas de elite en su afán por enriquecer sus arcas, se
apoderaron primero del poder, ejercido por la política y segundo se apoderaron
por medio del poder político de tierras que proporcionan intereses económicos
debido a sus grandes riquezas naturales, extracción con máquinas de oro,
coltan, carbono y otros minerales que son empleados para favorecer al mercado.
No solo minerales, también recursos como el agua, la fauna y la flora están
siendo explotados en nuestro país por transnacionales; esto es lo más
paradójico, no somos nosotros mismos sino que son agentes externos los que por
poder económico dominan y callan a un país que se deja meter la mano en la boca
y en ocasiones hasta el codo; como lo expresa William Ospina:
El egoísmo que se apodera de la tierra
de todos para beneficio de unos cuantos, que se apodera de la ley de todos para
hacer la riqueza de unos cuantos, que se apodera del futuro de todos para hacer
la felicidad de unos cuantos. De ahí nacen las rebeliones violentas, y de ahí nacen
los delitos y los crímenes (Ospina, 2013).
Socialmente
hemos crecido en una sociedad llena de conflictos, llena de incertidumbre,
llena de miedo; entonces la cultura que le estamos brindando a nuestro hijos, a
las próximas generaciones; es una cultura de sumisión, de aguante, de trabajo y
trabajo, no le estamos permitiendo a nuestros hijos descubrir nuevas
posibilidades, les estamos volviendo ciegos igual que nosotros lo somos; y
siempre que hablo de ceguera en la sociedad, me refiero al libro ensayo sobre
la ceguera de José Saramago[7];
este escritor narra en su libro la historia de un país que se empieza a quedar
ciego, de la nada y la ceguera era contagiosa según decía el escritor; pero el
trasfondo de este libro no era la discapacidad como tal, era ver que la
sociedad entera, aunque pudiera ver vive en un mundo a ciegas, vive a ciegas,
una sociedad que se calla. Eso mismo nos pasa a los colombianos, no queremos
ver esa realidad tan patente, tan palpable que está al frente de nosotros mismos,
hay que entender que no somos pobres somos tan ricos o más como los suizos, los
japoneses o los norteamericanos.
Lo
que tenemos que hacer, es empezar a revolucionar desde nosotros mismos, como lo
plantea Juan Carlos Riascos “partir del individuo y de la familia para llegar a
la organización, la vereda, y la región (iniciativas discretas)”. Para así
revolucionar a toda una sociedad, que sea consciente de las riquezas que
poseemos y que podamos buscar entre todos los componentes que nos hacen falta,
para tener un desarrollo pero a la vez riqueza o igualdad al menos en nuestro
país. En esta novela encuentro la realidad, estamos en una sociedad de
sumisión, de ceguera total, los acontecimientos más horrorosos, pasan a nuestro
alrededor y no decimos nada, no nos pronunciamos, seguimos comiendo cuento,
algunos dicen que ya venimos programados para eso, precisamente por la
transmisión cultural. Pero será que podemos hacer algo, será que algún día
entenderemos que merecemos algo mejor, que lo que nos brindan no es suficiente
y que le están vendiendo o les estamos vendiendo nuestro país a países
desarrollados, no debemos conformarnos con la miseria, los colombianos
merecemos algo mejor y creo en el cambio, esperemos sea para bien y empecémoslo
a construir.
Esto
es lo que nos está destruyendo de alguna manera, creemos darle importancia a el
ser humano, cuando lo que lo prima son los intereses propios de unas personas,
en el caso de Colombia por ejemplo donde los que gobiernan nuestro país son un
grupo de familias hacendadas podríamos decir, de las elites de este país las
cuales se turnan su poder, y lo más paradójico es que creemos que somos nosotros los que los
elegimos. Estos personajes, los cuales son socios de las transnacionales le
están entregando el país y sus riquezas, lo único que buscan estas es la
explotación de recursos, sin dejar ni siquiera ganancias para los colombianos,
les estamos entregando nuestras riquezas, sin que nos demos cuenta, o cuando
nos damos cuenta no hacemos nada, el verdadero problema no es del momento, es
el futuro de nuestro país. Esta cita, resume de alguna manera el historial de
nuestro país:
Todo lo que sucede en nuestro país es
la expresión de una sociedad que transpira contrastes por todos sus poros: país
de leyes, pero permanentes prácticas de corrupción que se remontan al periodo colonial; la “democracia” más
antigua de América Latina, pero procesos permanentes de violencia; país de
Sudamérica, pero sin historia de populismos ni caudillismos; existencia de
partidos políticos desde el siglo XIX, pero exclusión de la oposición; la
guerrilla marxista más antigua del mundo, pero procesos de entrega de armas de
guerrillas que se declaran antimarxistas y bolivarianas; una de las
legislaciones ambientales más avanzadas del planeta, pero destrucción acelerada
del medio ambiente; nación pluriétnica y multicultural, pero elite política
profundamente conservadora; débil identidad nacional, pero identificación
fanática con la selección del futbol; principal productor de cocaína del mundo
y país no consumidor; 28% del país bajo territorios autónomos y la unidad
nacional no se fractura; mayor reconocimiento de los territorios ancestrales de
indígenas y negros en América Latina, pero el obstáculo más fenomenal para
ejercer la territorialidad. (Castillo, 2007)
La
primera y más innata verdad es que la culpa de estos problemas, es de cada uno
de nosotros como colombianos, no hay -digámoslo así- un responsable directo,
todos con nuestras actitudes contribuimos a que el problema siga de esa manera,
colombianos pobres, unidos en la miseria, un país con mente y espíritu pobre en
donde le damos la mano a la pobreza, donde reina el pesar y la compasión, donde
se pasea la corrupción a nuestro lado y en donde abrazamos con gran ilusión la
desgracia. Porque no empezar a trasformar esa realidad, porque nos quedarnos
callados y dejamos que las cosas pasen, porque pensamos que no nos afecta a
nosotros directamente; porque no tenemos la capacidad mental, la capacidad del
alma, para reconocer que nuestras acciones positivas o negativas tienen
repercusión en el futuro, porque nos detenemos y pensamos en conjunto
soluciones para estos problemas, falta que alguien diga basta y ese basta lo va
a proclamar la naturaleza.
En
Colombia, ese desequilibrio económico se debe, en gran parte al capitalismo
masivo en que se encuentra, el país. El capitalismo en Latinoamérica
especialmente en Colombia, es esa división entre los ricos y los pobres, es
aquella barrera que no le permite al pobre vivir en las mismas condiciones que
el rico, es aquella frontera que le impide a Colombia tener un progreso
uniforme, ecuánime; son estas barreras las que impiden que Colombia triunfe,
aunque el pobre puede llegar a vivir en las mismas condiciones que el rico,
pero con mucho esfuerzo y valentía, de una manera honesta, no como los ricos
picaros "ladrones de cuello blanco" o narcotraficantes que logran el
sueño de ser ricos pero para llegar hasta allá han matado muchas vidas o han
cortado muchas alas y le han hecho daño al país.
No
trato de manifestar la riqueza material como necesidad, existen otro tipo de
riquezas más importantes que la material, podemos construir en nuestro país
otro tipo de objetivos, pero de alguna manera soy realista y lo que mueve a
esta sociedad es el dinero, es poder tener absceso a muchos placeres que se nos
dan solo por dinero, puede que esto cambie algún día, puede que la naturaleza
diga no más y se acaben los privilegios para el hombre; que se acabe el
petróleo lo que provocaría que nos devolviéramos en el tiempo y tendríamos que
volver a cultivar, volver a caminar largas distancias como nómadas, volver a la
técnica del trueque y tratar de ahorra lo más que se pueda para poder
mantenerse seria “bueno no” le daría una lección a nuestra sociedad.
Aprender
es otra de las cosas que nos faltan para lograr el éxito; la educación en
Colombia ha sido muy desfavorable para la población juvenil, púes se maneja uno
de los peores niveles de calidad en el ámbito educativo, Colombia se ha dejado
dominar por la cultura de trabajar y trabajar; y no se ha interesado por
brindar un nivel estandarizado de educación en todo el país por ello sus
estudiantes son uno de los más desinteresados cuando debería de ser todo lo contrario cuando de educarse se habla, yo desde mi entendimiento poco
profesional sé que un país que brinda educación de calidad y subsidiada en
todos sus procesos, es un país que triunfa porque va a tener herramientas de
progreso, es pues la educación uno de los factores más importantes y
trascendentes en una sociedad que está en proceso de desarrollo; pero no de
desarrollo sin sentido, hablo de un desarrollo con sentido, conscientes de lo
que hacemos con la explotación de los recursos, interesados en la personas, en
la población y conscientes de que en un futuro es la naturaleza la que nos
puede salvar o destruir. Entonces la educación en nuestro país se debe
intervenir fuertemente para que el futuro de colombianos sea mejor.
Allí donde no hay empleo difícilmente
puede haber paz. Allí donde no hay educación verdadera, respetuosa y generosa,
qué difícil que haya paz. Allí donde la salud es negocio, ¿cómo puede haber
paz? Donde se talan sin conciencia los bosques, no puede haber paz, porque los
árboles, que todo lo dan y casi nada piden, que nos dan el agua y el aire, son
los seres más pacíficos que existen (Ospina, 2013).
Uno
de los componentes que me hace falta por nombrar y del cual debemos aprender
es aceptar los errores de nosotros
mismos y así levantar la cabeza, mirar adelante y empezar de nuevo, sin echarle
la culpa a nadie, ese error de culpar a los demás por nuestros propios errores
está casi que arraigado a la mayoría de la población en Colombia; es culpar a
los políticos, que algo de culpa tienen, y a la sociedad misma de lo que les
está pasando, pero entonces una lección es mirar tus propios errores para así
empezar a transformarte y transformar la
sociedad, todos cometemos errores nadie se salva de ello, pero hay unos errores
que se cometen y se quedan en la impunidad por el momento; porque luego se
pagan y eso sí que pasa mucho en Colombia el narcotráfico y la corrupción; el
tener más que los demás sin importar lo que se tenga que hacer para lograrlo, y
no es justificable, así nazcas en una sociedad marginada se puede lograr la
riqueza, recordando que no solo hay riqueza material, hay otros tipos de
riqueza que debemos construir. Por medio del estudio, la entrega y la voluntad
que le pongas; es saber, que si se puede y que el dinero fácil, solo compra
males y la historia misma nos lo ha demostrado con hechos que quedan marcados
en la vida de las persona.
El
hecho es, que no todo se quede en palabras, que las enseñanzas y verdades
trasformen la sociedad, me transformen a mí y yo como promotor transforme mi
entorno, que se sienta en nuestros corazones la transformación que debe empezar
a trascender en nuestro país, que los colombianos vivamos en paz, donde no
hayan matanzas, robos, maltratos, injusticias, que sea un país en donde lo que
está mostrándose ante nuestros ojos se destape ya, y deje salir ese voltaje de
conocimiento, donde se empiece a formar sociedad, compañerismo, y se empiece de
una vez por todas a explotar de una manera óptima y verdadera nuestros recursos
para vernos beneficiados todos como los colombianos, no dejemos que nos metan
la mano a la boca, no nos dejemos contaminar de esa sociedad liquida, podemos
luchar para defender la naturaleza, que es la única que nos puede dar la mano
en el futuro.
Como
en estas conclusiones no trato de enfatizar en los problemas aunque hay que
mirar primero de que se sufre para así intervenir en este análisis he decidido
dejar muy en claro que los problemas que se encuentra vigentes en nuestra
Colombia, rica en recursos de toda clase, en territorio, en gente y en todo lo
que se pueda decir más, está aquí presente mi pensamiento juvenil, plasmado en
este texto, en el cual quiero proponer una revolución ideológica, más del
pensamiento que de armas, guerras y papas bombas como las del pasado y de hoy
en día que no han logra aun nada, sé que si empiezo a conocerme a mí mismo y
reforzar o corregir mis errores se puede construir sociedad y se puede cambiar
mi entorno, porque no aunque suene utópico cambiar a Colombia entera, no es un
imposible pues alguien me dijo que los sueños se pueden cumplir, y aunque sea
un sueño algo loco o así me catalogue la sociedad por tener este sueño se puede
lograr, desde la intervención mínima en el aula de clases que puedo construir
con mis alumnos, hasta las relaciones que puedo llevar en mi entorno social,
puedo poner mi grano de arena, y si muchos ponen su grano de arena podremos
pensar en un cambio consiente. Muchos lo han logrado el cambio en nuestro país
y más que patriotismo es un sentimiento de transparencia por lo que poseo no es
solo de unos pocos la riqueza de nuestro país, es todos y cada uno de los que
formamos parte de Colombia.
Me
parece interesante para concluir este texto compartir este fragmento de la
canción, solo le pido a dios de León Gieco[8]
“solo le pido a dios que el engaño no me sea indiferente, si un traidor puede
más que unos cuantos que esos cuantos, no lo olviden fácilmente. Solo le pido a
dios que el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que
marchar a vivir una cultura diferente”. Mi cuestionamiento es, será que como
seres humanos hemos olvidado nuestra condición de ser humano, será que nos
estamos convirtiendo en animales de corral, que nos dejamos dominar y para
donde nos digan que miremos miramos, será que somos ciegos, que nos pasa. Este
texto es creado un poco para abrir la mirada y entender que la cuestión del
medio ambiente está conectada con una gran cantidad de procesos como la
política y la economía; como lo hemos podido observar. Pero este ensayo es
también para abrir los ojos y ver qué es lo que en realidad está ocurriendo a
nuestro alrededor, quitarnos la marcara y ver la verdadera luz, para
transformar lentamente la sociedad.
Entonces sabremos que la paz no es
sólo una palabra, que la paz es convivencia respetuosa, prosperidad general,
justicia verdadera, campos cultivados, empresas provechosas, bosques y selvas
protegidos, ríos que tenemos que limpiar y manantiales a los que tenemos que
devolver su pureza.
Porque la paz se funda en la confianza
y en la sencillez, y en cambio la discordia necesita mil rejas y mil trampas y
mil códigos. Aquí, por todas partes, están los brazos que van a construir ese
país nuevo, los pies que van a recorrerlo, los cerebros que van a pensarlo, y
los labios del pueblo que lo van a cantar sin descanso (Ospina, 2013).
Bibliografía
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confianza". Medellin-Colombia: Imprenta Departamental De Antioquia.
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"Oración
por la Paz" escrita por el poeta, novelista y ensayista colombiano,
William Ospina, y leída en la Plaza de
Bolívar, en el acto central de la Movilización por la Paz y la Democracia,
por la ex senadora Piedad Córdoba.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ciencias/sena/economia/el-desarrollo-economico-y-la-organizacion-del-trabajo/desarrollo2.htm
http://www.zonaeconomica.com/concepto-desarrollo
http://html.rincondelvago.com/globalizacion_nuevos-centros-de-la-esfera_william-ospina.html
http://www.bancomundial.org/
http://www.banrep.gov.co/publicaciones/concurso_ensayo_banca.html
www.banrep.gov.co
[2] Artur
Manfred Max Neef (26 de octubre de 1932 en Valparaíso) es un economista,
ambientalista y político chileno.
[3] Carlos
Augusto Ángel Maya (Manizales, Colombia 1932
- Cali, Colombia, 11 de septiembre de 2010), uno de los más
importantes pensadores ambientales colombianos y latinoaméricanos.
[4] William
Ospina (Padua, Tolima, 2 de marzo de 1954) es un poeta, ensayista y novelista
colombiano.
[6] Norbert
Elias (Breslau, 22
de junio de 1897- Ámsterdam, 1 de agosto de 1990)
Sociólogo judío-alemán cuyo trabajo se centró en la relación entre poder,
comportamiento, emoción y conocimiento.
[7] José
de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 –
Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010) fue un escritor, novelista,
poeta, periodista y dramaturgo portugués.